viernes, 26 de abril de 2013

FASCICULO NUMERO 7

UNA VENTANA MOVIL

Una ventana abierta para Microsoft en el móvil

Windows Phone no ha calado todavía en la población española. Es un sistema operativo nuevo que aún no ha encontrado su hueco, a pesar del enorme compromiso demostrado por Nokia y los recursos empleados por Microsoft, que no ha querido quedarse atrás en el fenómeno de los teléfonos inteligentes. Pero, hasta ahora, no ha servido de mucho. En España hay cientos de smartphones del grupo finlandés cogiendo polvo en los almacenes. ¿Pero hay posibilidades de dar la vuelta a la tortilla? Podría ser. El revuelo generado por el lanzamiento casi simultaneo de Windows Phone 8 y Windows 8 puede suponer un antes y un después para este prometedor sistema operativo para móviles, cuya repercusión ha sido muy inferior a las capacidades que ofrece y a su interfaz de usuario, agradable e intuitiva.
¿Por qué creo que Windows Phone no ha calado en el consumidor español? Veo cuatro razones más o menos claras. La primera es que, por tradición, Windows no se ha relacionado tanto con la diversión como con el trabajo y, dentro de ese ámbito, con ciertas experiencias frustrantes. Es una herencia pesada, que realmente no es muy justa si pensamos en la solidez de Windows 7, pero inevitable a poco que echemos la vista atrás. El segundo motivo es que, precisamente por el impulso que dio Nokia, los desencantados de la finesa no se animaron y sólo se sintieron tentados a comprar este dispositivo los clientes tradicionales de Symbian, que no estaban preparados para el cambio y sólo querían su confortable y antigua interfaz. El tercer punto que señalaría es, precisamente, la falta de apoyo por parte de otros fabricantes. HTC presentó la gama Titán, y Samsung hizo lo propio reutilizando Omnia. Pero ¿pusieron toda la carne en el asador? Difícilmente. Nokia llevó todo el peso y cargó con todo el fracaso.
El cuarto argumento es, quizá, el que más importancia tuvo, en mi opinión. A diferencia de lo que sucede con iPhone y Android, Windows Phone no tenía una narrativa asociada. En el caso del teléfono de Apple, enseguida nos surgen ideas en la cabeza. El pionero. El más caro. Colas en las tiendas. Siempre los primeros en tener las nuevas aplicaciones. Con Android, el usuario se quedó con otras imágenes no menos poderosas: el principal rival, la alternativa, el sistema abierto, el simpático robot, casi todas las aplicaciones, pero además gratuitas.
En su primera encarnación Windows Phone no llegó a crear su propia historia y pagó por ello.
¿Y cuál es la historia de Windows Phone 8? ¿Qué va a cambiar si lo comparamos con la versión anterior?
Los esfuerzos de Nokia fueron una ola en un mar agitado. Pero Windows ha decidido poner toda la carne en el asador para llegar al otoño como un tsunami. En estos momentos, buena parte de la industria del PC, de la electrónica de consumo y de la telefonía móvil se prepara para que tengamos Windows hasta en la sopa. Es un movimiento trasversal como no he visto otro en mi vida. Una blitzkrieg prenavideña destinada a convencer en masa al consumidor de que las cosas han cambiado y el viejo Sheriff barrigón, que nunca vio peligrar su cargo en un pueblo tranquilo, se ha transmutado en todo un Mario Casas.
Los fabricantes de PC han estado especialmente imaginativos. Todos a la vez, se han lanzado con una plétora de propuestas bastante diferentes entre sí y que combinan lo mejor del PC tradicional con el formato tableta. A mí me gustaron siempre los Transformers (los animados, no los de Michael Bay), y estoy disfrutando de tantas y tantas variedades mestizas de computación personal. En realidad, el iPad y los MacBooks parecen aburridos en comparación. Pueden ponerse las lentillas que quieran en sus retinas, pero por una vez lo divertido está en otro barrio.
Veremos si Windows le saca partido al fenómeno. Hace poco escribí unas líneas sobre lo que, a mi juicio, debería hacer el gigante de Redmond para darle toda la bola posible al nuevo sistema operativo.
Pero la fuerza de Windows no radica sólo en el número y la variedad. También está en la convergencia, en la integración del ecosistema doméstico de un modo nunca visto antes. En un mundo en el que el PC ya no es el rey, sino un miembro más del Parlamento del salón, el ecosistema Windows se presenta como una Excalibur para los fabricantes de la Mesa Redonda.
Están todos en el barco. Desarrolladores de aplicaciones y videojuegos, compañías de IT, fabricantes de PC y teléfonos inteligentes. Enemigos mortales como Acer y Toshiba, no reconciliados pero sí más tranquilos para la ocasión. Más de un fabricante de teléfonos inteligentes y toda la publicidad que esto lleva detrás.
Hay que ser periodista de tecnología para entender cómo han sido nuestros buzones de correo los últimos días. Y os aseguro que la palabra clave ha sido Windows. Tienen la iniciativa del hype mediático y no están dispuestos a soltarla.
Este discurso hace que Windows Phone cambie el suyo propio. Ya no es el tercero en nada, es una pata más de un ecosistema vibrante y divertido. Una pieza más del puzzle de moda. Antes Windows Phone presumía de Xbox Live, pero la experiencia no iba mucho más allá de los logros y el avatar. Smartglass hace que las cosas cambien y que el teléfono pueda ser un complemento perfecto del PC y de la televisión, con la intermediación de la consola, que convertirá cualquier televisor en una televisión inteligente.
Repasemos los cuatro jinetes del Apocalipsis del anterior Windows Phone y veamos por qué pueden quedar superados:
1- Windows no es divertido. Con la nueva interfaz y la deriva hacia un mundo cada vez más Xbox y menos parecido a lo que te encuentras en la oficina, las cosas han cambiado y seguirán haciéndolo. Xbox Music, el Spotify de Microsoft, parece un producto capaz de presentar batalla. Xbox está muy contrastado. Los desarrolladores estarán más dispuestos a hacer cosas para Windows Phone si piensan en el conjunto del ecosistema Microsoft.Windows ES más divertido que nunca.
- La herencia de Symbian pesó demasiado. Los desencantados no volvieron y quienes lo adoraban se sintieron defraudados. Afortunadamente para Microsoft, hoy nadie se acuerda de Symbian. Como me decía recientemente el ejecutivo de una cadena de distribución de terminales: “Todo el mundo compra teléfonos inteligentes. Sólo compran symbian los señores muy mayores o quien sabe que tiene un par de meses hasta que le venza la permanencia y quiere algo con lo que aguantar”.
- Nokia hizo la guerra por su cuenta. Por raro que parezca, a Nokia le beneficia tener rivales de enjundia como HTC y Samsung. Incluso aunque la primera le haya robado el “honor” de ser el dispositivo “signature” de Microsoft y los segundos se le adelantasen en anunciar el primer dispositivo con Windows Phone 8. Da igual, la clave es que la gente sepa qué es, como funciona y piense en que quizá sería una buena idea darle una oportunidad. También le puede salir el tiro por la culata. El HTC 8X es uno de los teléfonos más bonitos que he tenido ocasión de tener entre manos y es competencia directa del Lumia 920.
- Windows Phone no tiene discurso. Como he intentado explicar, creo que eso ya no es cierto. No sé si calará ni si tendrá éxito. Podremos decir en unos años que se ha fracasado, que hubo una derrota o que no se cumplieron las expectativas, pero sinceramente creo que Windows tiene entre manos la mejor historia que ha contado en años. Quizá la mejor queha contado nunca.
El problema es que el papel lo aguanta todo. Yo puedo escribir hasta la extenuación sobre las posibilidades de este sistema operativo de triunfar, y los clientes pueden (y deben) hacer lo que quieran. No soy capaz de predecir si Windows va a ganar esta partida porque es demasiado compleja como para arrogarse el derecho de profecía. Pero sí puedo decir que tiene buenas cartas y nada que perder. A menudo con eso es suficiente.


La nueva apuesta de Microsoft

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Foto: suministrada
PUBLICADO : 12 Abril

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